De las calles de la favela al brillo de los estadios: la historia de un niño que lo ganó todo en el fútbol, pero perdió la batalla contra sus propios fantasmas.
De la favela al estrellato
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| Vila Cruzeiro |
Adriano Leite Ribeiro es el
único hijo de Almir Leite Ribeiro y Rosalinda Ribeiro, una pareja brasileña de
Río de Janeiro. En medio de las polvorientas canchas de Vila Cruzeiro surgió el
sucesor al trono del Fenómeno Ronaldo Nazario.
En 1997, uno de los
ojeadores de Flamengo descubrió a un potente niño que jugaba como lateral
izquierdo en una escuela en medio de las favelas, al cual decidió reclutar para
la academia del Mengão.
Dado su biotipo y su
potencia, el entrenador de la academia de Flamengo decidió ubicarlo como
delantero centro, donde rápidamente llamaría la atención de la selección
brasileña, con la que disputó los mundiales sub-17 y sub-20.
En el 2000, Adriano debutó
con el primer equipo del Mengão. En su primera temporada como
profesional, el "Emperador" finalizó con 12 goles en 46 partidos.
A la conquista de Europa
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Consolidado como una de las
mayores promesas del fútbol mundial, el Inter de Milán decidió fichar al joven
brasileño de 19 años. Debido a la amplia plantilla con la que contaban los neroazzurri
en esa época, decidieron ceder al joven talento a la Fiorentina para que tomara
minutos y se adaptara a la Serie A.
En la temporada siguiente,
el Parma pagó al Inter 14,5 millones de euros a cambio del 50% del pase del
brasileño. En Parma, el Emperador encontraría lo necesario para explotar sus
capacidades y consolidarse como estrella mundial, al marcar 17 goles en 31
partidos.
Durante la temporada
2003/2004, el Inter acordó el regreso del brasileño con el Parma a cambio de 23
millones de euros. Al año siguiente, Adriano sería convocado por Carlos Alberto
Parreira para la Copa América, donde se alzaría con el título de goleador (con
7 goles) y MVP del torneo, premios que repetiría en 2005 en la Copa
Confederaciones.
La caída del emperador
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En el mejor momento de su
carrera, Adriano recibió la noticia que cambiaría el rumbo de su vida para
siempre: la muerte de su padre. Este hecho sumió en depresión a la estrella
brasileña. Entre la presión de ser el jugador del momento y el vacío por la pérdida
de 0un ser querido, Adriano se refugió en las fiestas y el alcohol.
Para 2006, el Emperador
enfrentó su mayor desafío profesional: el mundial de Alemania 2006, adonde
Brasil llegaba como máximo favorito con una selección plagada de estrellas. Sin
embargo, debido a la falta de disciplina e interés de los brasileños, la Canarinha
sería eliminada por la Francia de Zidane en cuartos de final.
El fracaso en el mundial
terminó con la poca motivación que le quedaba a Adriano, ya que a partir de
este momento se entregaría a la fiesta, las drogas y el alcohol para escapar de
la realidad que lo atormentaba.
De regreso a casa
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Luego de rescindir su
contrato con el Inter y un fugaz paso por el São Paulo, el Flamengo lo
convenció de regresar a donde todo inició. Durante la temporada 2009, los
hinchas del Mengão serían testigos del renacer del Emperador al
llevarlos al título del Brasileirão, marcando 34 goles en 48 partidos.
Para la temporada siguiente, la Roma decidió darle una segunda oportunidad en Europa, pero nuevamente los fantasmas del pasado nublaron el talento del Emperador, llevándolo a jugar solo 8 partidos y sin goles.
El fin de la historia, el inicio de la leyenda
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Adriano regresó a Brasil
para intentarlo una última vez, pero entre lesiones, actos de indisciplina y
adicciones, el fútbol tuvo que despedir al Emperador del gol.
Desde su retirada, Adriano decidió regresar a la casa de su madre, Rosalinda, en Vila Cruzeiro, donde afirma encontrar paz alejado de las presiones de ser una estrella mundial. En 2012, Adriano publicó una carta donde relata su historia y cómo la muerte de su padre influyó en su carrera futbolística.
lee acá la carta completa de Adriano publicada en The player tribune
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